Tradiciones
y Costumbres
Cada
país, cada pueblo habla de si mismo a través de sus
manifestaciones artesanales, estas representan y expresan
sus vivencias y necesidades pues son obras que generalmente
tienen un fin ya sea decorativo o práctico, con frecuencia
llevan el sello de sus creadores por lo que suelen ser
especiales y numerosas veces identifican a una región ó
estado, nuestra expresiones artesanales son muchas:
elementos decorativos, comidas y bebidas, cerámicas, cesterías,
licores, papelería, pinturas, tejidos, zapatería,
vestimenta, orfebrería, adornos, tallas y objetos de
madera, construcciones, mueblerías, chinchorros y
hamacas…entre muchas otras son algunas de las expresiones
artesanales que se encuentran en Venezuela; a través de
ella expresamos lo que es nuestra gente, como es nuestra
forma de vida y que lleva en el alma nuestro pueblo.
Virgen de Coromoto
La Virgen de Nuestra Señora de Coromoto es la patrona de
Venezuela. Es venerada tanto en la ciudad de Guanare, donde apareció hace
aproximadamente 350 años, como en todo el país. En esta página le reseñaremos
la historia de sus apariciones y le mostraremos los lugares donde apareció y es
venerada hoy en día.
Cuando la ciudad de Guanare fue fundada, en 1591, los indígenas
que habitaban en la región, los Cospes, huyeron hacia la selva en el Norte de
la ciudad. Esto dificultaba la evangelización que la iglesia Católica había
emprendido.Un día de 1652, el cacique Coromoto y su mujer atravesaban una
corriente de agua y vieron una Señora de extraordinaria belleza que les dijo en
su idioma: "Vayan a casa de los blancos y pídanle que les eche el agua en
la cabeza (el bautismo) para poder ir al cielo". Casualmente un español
llamado Juan Sánchez, pasó por ahí y el Cacique Coromoto le relató lo
sucedido.
Juan Sánchez entonces le pidió que se alistara con la tribu,
que el pasaría dentro de ocho días a fin de enseñarles todo lo necesario para
echarles el agua. En efecto, cuando regresó los indígenas marcharon con el a
un ángulo formado entre los ríos Guanaguanare y Tucupido, donde les
repartieron tierras e iniciaron la catequización, a fin de prepararlos para el
bautizo.
Varios de los indios recibieron el bautismo, no así el
Cacique quien echaba de menos la selva donde el mandaba y no tenía que
obedecer. Esto lo hizo preparar su huída. Sin embargo el sábado 8 de
septiembre de 1652, la virgen vuelve a aparecer en el bohío, en presencia de
Coromoto, su mujer, su cuñada Isabel y un sobrino de esta. (Es, por cierto, la
única vez que la Santa Virgen aparece a una familia).
El cacique coge la flecha y apunta para matarla. Como la virgen
María se le acercó, Coromoto tira la flecha e intenta empujarla, pero ella
desaparece, dejándole en la mano un pequeño pergamino con su imagen. El niño
corrió a avisarle a Juan Sánchez, quien con dos de sus compañeros fueron al
sitio de la aparición y recogieron la preciosa reliquia. Dieron parte a las
autoridades civiles y eclesiásticas, quienes a pesar de no creerlo resolvieron
llevar el pergamino a la Iglesia de Guanare en 1654, donde permaneció en un
relicario hasta 1987, cuando fue incrustada en el pedestal de la imagen de
madera que está hoy en día en el templo "Santuario Nacional Nuestra Señora
de Coromoto".
El Santuario está construido en el lugar de la 2da aparición
El cacique Coromoto huyó a la selva, y al ver que la santísima
Virgen no había logrado nada con el, permitió que lo mordiera una serpiente
venenosa. Entonces volvió su corazón a Dios y comenzó a pedir el Bautismo, el
cual le fue administrado por un Barinés que pasaba por ahí. Al bautizarse se
convirtió en apóstol y pidió a los indios que no se separaran del misionero y
que se bautizaran. Como consecuencia de esto, los indios Cospes formaron una
comunidad de fieles muy fervorosa.
Santuario Nacional Nuestra Señora de Coromoto
Altar del templo
Hoy en día, cerca de Guanare (estado Portuguesa), en el lugar
de la segunda aparición fue construido un lindo templo, el Santuario Nacional
Nuestra Señora de Coromoto, el cual fue consagrado el 7 de enero de 1996, e
inaugurado con la solemne Eucaristía presidida por su Santidad el Papa Juan
Pablo II, el 10 de febrero de 1996.
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