Tradiciones
y Costumbres
Cada
país, cada pueblo habla de si mismo a través de sus
manifestaciones artesanales, estas representan y expresan
sus vivencias y necesidades pues son obras que generalmente
tienen un fin ya sea decorativo o práctico, con frecuencia
llevan el sello de sus creadores por lo que suelen ser
especiales y numerosas veces identifican a una región ó
estado, nuestra expresiones artesanales son muchas:
elementos decorativos, comidas y bebidas, cerámicas, cesterías,
licores, papelería, pinturas, tejidos, zapatería,
vestimenta, orfebrería, adornos, tallas y objetos de
madera, construcciones, mueblerías, chinchorros y
hamacas…entre muchas otras son algunas de las expresiones
artesanales que se encuentran en Venezuela; a través de
ella expresamos lo que es nuestra gente, como es nuestra
forma de vida y que lleva en el alma nuestro pueblo.
El Santo Cristo de La Grita
En 1610, a causa del terremoto que destruyó la ciudad de
La Grita, los frailes farnciscanos hubieron de trasladarse a un campo
llamado Tadea. Iba entre ellos, un escultor que se distinguía más por su
piedad que por sus vuelos artísticos. Se llamaba Fray Francisco.
Aterrorizado con el terremoto que en pocos instantes redujo a polvo la
población naciente, ofreció al cielo, dice la tradición, hacer una
imagen del crucificado, para rendirle culto especial y consagrarle la
nueva ciudad.
Desde luego puso manos a la obra, trazó en un gran
tronco de cedro la divina imagen, tomó el hacha y la azuela y empezó a
trabajar. Pronto se exhibió una figura humana, pero que no tenía los
lineamientos característicos del Cristo moribundo. Pasaban días y días
y Fray Francisco no podía interpretar aquella expresión sublime. Una
tarde después de suspender los trabajos se puso en oración: un éxtasis
profundo lo embargó y cuando volvió en si, ya a altas horas de la noche,
oyó que en la pieza de su trabajo golpeaban los formones y el raedor
pasaba por las fibras de la madera. Se acercó y algo como una figura
humana envuelta en una ráfaga de luz, salió a través de la puerta,
encandilándole los ojos. Le contó a sus hermanos y a los primeros
albores del día, después de la oración matinal, se dirigieron todos al
lugar donde estaba la imagen y la encontraron terminada.
Fray Francisco lloró entonces de placer. En aquella faz
divina estaban los rasgos que el había concebido y que le fue posible
expresar. Esa imagen es el Santo Cristo de La Grita, cuyos
portentosos milagros llenarían volúmenes si se fuesen a narrar y cuya
hechura se atribuye en parte a un Angel
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